viernes, 30 de octubre de 2009

Ahora, el sistema financiero

Como parte del raid de reformas legislativas con el acento puesto en una mayor intervención estatal en la vida de los ciudadanos y en la actividad empresarial, ahora el Gobierno estaría dispuesto, según trascendió en fuentes oficiales, a intervenir en el sistema financiero sin reparar, por supuesto, en el daño que esto le ocasionará al país y a la sociedad.

Sin que se conozca una desmentida desde el Poder Ejecutivo, el diputado electo Carlos Heller, con el eco aprobatorio de otros voceros del oficialismo, ha hecho públicas las características de un proyecto de reforma de la ley de entidades financieras. Entre los cambios propuestos se postula la conversión de la actividad financiera en servicio público, lo que da al Gobierno la capacidad de imponer fuertes limitaciones a la libertad de los bancos para decidir sobre el crédito, o acordar la tasa de interés o graduar las condiciones y garantías en función de su evaluación de riesgo.

También se impondrían obligaciones sobre la apertura de sucursales exigiendo el "servicio universal" en toda la extensión geográfica del territorio nacional. El Gobierno decidiría la distribución de la capacidad prestable según las orientaciones que él establezca y tendría la atribución de fijar topes a la tasa de interés y exigir plazos determinados.

Estos postulados equivaldrían a imponer un encaje del 100 por ciento de los depósitos para, a partir de allí, definir desde los despachos oficiales el destino y las condiciones del crédito. Nuevamente se expone como argumento de apoyo la necesidad de reformar una "ley de la dictadura". Se apela, además, a la visión populista, ideológica y emocional de calificar la actividad financiera como propia de individuos avaros y especuladores que logran ingentes ganancias a costa de privaciones del pueblo. Esta visión se suele abonar con una interpretación insuficiente y sesgada de la reciente crisis internacional, sin prestar atención al rol de las finanzas y del mercado de capitales en el progreso del mundo moderno.

No han sido obviamente consideradas con seriedad las consecuencias de un nuevo avance del intervencionismo gubernamental sobre la actividad financiera.

No sólo no se lograrían los supuestos efectos pretendidos, sino que se perjudicaría seriamente la creación de ahorro y el monto y la eficiencia de la inversión productiva. Actualmente, la Argentina presenta uno de los más exiguos índices de bancarización de la región y del mundo, y el crédito alcanza una proporción ridículamente baja respecto de su producto bruto interno. La memoria sobre la incautación directa o indirecta de los depósitos bancarios y el escaso respeto al derecho de propiedad han impulsado a la gente a enviar sus ahorros a otros países o a conservarlos en moneda extranjera en cajas de seguridad o en ingeniosos escondites.

Es fácil advertir que esos comportamientos se acentuarían en lugar de corregirse si los bancos debieran reducir las tasas de interés pagadas a sus depositantes porque a su vez el Gobierno limita las que pueden cobrar en los créditos que otorgan. Debe imaginarse también el desaliento sobre el desarrollo del sistema bancario y el consiguiente incentivo a la intermediación informal.

Tampoco es difícil imaginar el avance sobre la capacidad prestable de los bancos, de un Estado con crecientes dificultades fiscales. Tampoco debe descartarse el avance de la corrupción en un escenario en el que funcionarios de gobierno deciden la orientación del crédito y tienen en sus manos la supervivencia o la desaparición de entidades financieras.

También ha trascendido la intención del oficialismo de gravar con el impuesto a las Ganancias la denominada renta financiera. Esta incluye los intereses obtenidos en depósitos a plazo fijo y otras colocaciones, y las ganancias por ventas de acciones que hubieran sido adquiridas a un precio menor. En este caso la motivación ideológica es potenciada por la urgente necesidad de aumentar los ingresos fiscales para reducir un déficit financiero creciente.

Quienes promueven esta iniciativa no perciben que también contribuiría a desalentar los depósitos y golpearía severamente el mercado de capitales. Con más razón se puede esperar este efecto dañino si la prohibición vigente del ajuste por inflación determina que al gravar la renta financiera nominal, en rigor se lo esté haciendo sobre el capital. Parece que quienes promueven este avance impositivo, así como la reforma del régimen de entidades financieras, no recuerdan los lamentables episodios de corridas bancarias de nuestro pasado, el último de los cuales, en diciembre de 2001, fue el detonante de la crisis económica y financiera que acabó con un gobierno.

Es de esperar que las fuerzas políticas que acompañan al kirchnerismo en iniciativas que parecen satisfacer sus postulados doctrinarios, reflexionen y analicen con seriedad el mayor daño que pueden ocasionarle a un país que ya ha quedado prácticamente fuera de la consideración internacional.

viernes, 16 de octubre de 2009

Kirchner se despide del superávit

Excelente nota publicada por Carlos Pagni en La Nación que explica la reciente baja en los títulos públicos y parte de las expectativas hacia adelante. Sin superávit gemelo el panorama no es el mejor. A esto hay que sumarle que hasta ahora el tema FMI no pasa de señales. Los últimos rumores indican que se pospone para 2010.


No hace falta seguir descifrando las declaraciones de Amado Boudou sobre el Fondo Monetario Internacional para advertir la distancia que todavía separa a la Argentina de ese organismo. Pasado mañana, la Cámara de Diputados aprobará cuatro reformas de la ley Nº 25.917, conocida como ley de responsabilidad fiscal, que volverán más problemático cualquier examen del Fondo sobre la economía local.

Son cambios hechos a la medida de Cristina Kirchner, ya que sólo regirán para 2010 y 2011. Están referidos a la Nación, las provincias y la ciudad de Buenos Aires. El primero modifica el artículo 10 de la ley y permite que el gasto público aumente a una tasa superior al PBI. En rigor, sincera lo que viene ocurriendo: en 2007, el gasto creció el 50% y el PBI nominal -es decir, sin descontar la inflación- lo hizo el 25%.

El segundo levanta la prohibición (art. 12) de endeudarse para solventar gastos corrientes.

La tercera modificación permite que la Nación, las provincias y la ciudad de Buenos Aires sacrifiquen el equilibrio financiero de sus presupuestos, es decir, que puedan gastar por encima de sus recursos, en contra de lo que establece el artículo 19. El kirchnerismo entrega así, en los papeles, la bandera del superávit fiscal, que arrió hace tiempo.

La cuarta corrección quita una barrera que sólo regía para las provincias (art. 21) y les permite endeudarse por encima del 15% de sus recursos.

El proyecto lleva la firma de Patricia Fadel, secretaria del bloque del Frente para la Victoria, la cara más ortodoxa del Gobierno en la Cámara baja. A Fadel la secundan otros ultras, como Patricia Vaca Narvaja o Gustavo Marconato. Además, el viceministro de Economía, Roberto Feletti, y el secretario de Hacienda, Juan Carlos Pezoa, bendijeron el proyecto ante la Comisión de Presupuesto y Hacienda.

También Silvina Augsburger (socialista de Santa Fe), Genaro Collantes (Frente Cívico de Catamarca) y Nélida Belous (ARI de Tierra del Fuego) firmaron la iniciativa. Esas adhesiones revelan la genética de esta reforma, promovida por el gobernador mendocino, Celso Jaque. Lo siguió Alejandro Arlía, ministro de Economía bonaerense. Al final, se sumó Hermes Binner, el gobernador de Santa Fe. Hay que acostumbrarse a que la política parlamentaria ya no esté estructurada en torno a grandes bloques partidarios. Su geometría cambia según los temas. Aquí se trata de relajar el régimen fiscal y, por lo tanto, los socialistas y numerosos radicales juegan como aliados del Gobierno.

Los cambios que se aprobarán en Diputados son una manifestación elocuente de la crisis fiscal que atraviesan la Nación y las provincias. Pasado mañana van a liberarse de un corset que se calzaron en agosto de 2004, cuando se sancionó la ley 25.917. Había sido resultado de un compromiso de Néstor Kirchner con el Fondo. Por eso, su abandono tiene un valor simbólico especial, ya que va en el sentido contrario del marketing de Boudou en Estambul.

Boudou, como antes Martín Lousteau o Sergio Massa, está poniendo a prueba los límites de Kirchner. El ministro no pudo traer de Turquía lo que su jefe le había encomendado: que la revisión prevista en el artículo IV de la Carta Orgánica del FMI no contuviera evaluación alguna y que, en lo posible, se realizara a distancia. Es que el Fondo no es el Gran Bazar, donde se consigue casi todo.

Las revisiones del artículo IV son exámenes rutinarios a los que se somete la mayoría de los países. En silencio, Lousteau había pactado una con Strauss-Kahn para el tercer trimestre de 2008. Boudou, en cambio, instaló en la primera página de los diarios las idas y venidas del Gobierno frente a esa revisión. Acaso haya provocado un doble daño. Para el mercado, la reticencia confirma que los números de la Argentina -en especial los del Indec- están diseñados para embaucar inversores. Para la izquierda adosada al kirchnerismo, en Estambul comenzó a negociarse una rendición.

Es cierto que quedaron atrás los tiempos en que Cristina Kirchner, dramática, le decía a Massa: "Antes del volver al Fondo, me pego un tiro". Sin ir más lejos, en la cumbre que el G-20 celebró en abril en Londres, ella firmó una declaración que en su párrafo 12 dice: "Apoyaremos, ahora y en el futuro, la supervisión sincera, equilibrada e independiente por parte del FMI de nuestras economías y nuestros sistemas financieros [?]". No vaya a ser que ahora, por no cumplir con la palabra, el país sea despedido de esa agrupación, como pretende Silvio Berlusconi. Sería una frustración para la Presidenta, fascinada con que la escuchen en esos foros.

Además de la reforma de la ley de responsabilidad fiscal, los diputados aprobarán el presupuesto 2010 y las prórrogas de los impuestos al cheque, a las ganancias, a los cigarrillos y a la renta mínima presunta. Los gobernadores no han forzado modificaciones que mejoren el reparto de recursos con las provincias. Se conformaron con que les quitaran los límites para gastar y endeudarse. Una renuncia al federalismo casi suicida. Las necesidades de financiamiento de las provincias son, para el año que viene, cercanas a los $ 14.000 millones. Esas provincias le aportan a la Anses $ 12.000 millones. La Anses se jacta de un superávit de $ 15.000 millones.

No sólo el Fondo, sino también los holdouts, deberán esperar a que Boudou convenza a Kirchner de la bondad de sus estrategias. "La Argentina se está volviendo cansadora. En Estambul tampoco se hizo el anuncio que nos habían prometido", dijo a LA NACION el representante de un gran fondo estadounidense. Agregó: "No deberían demorar tanto, porque tal vez un día veamos que es más negocio esperar a otra administración".

Si en vez de prestar atención a los fuegos artificiales de Boudou, los bonistas observaran el comportamiento de funcionarios más ligados a Kirchner, tal vez ajustarían sus expectativas. En la misma reunión de Presupuesto y Hacienda a la que asistieron hace 15 días, Feletti y Pezoa fueron interrogados por el diputado Jorge Sarghini: "¿Cómo piensan financiar el déficit del presupuesto que enviaron?". "Con recursos domésticos", contestaron los dos. Es decir, al menos por ahora, antes que en colocar un bono en el mercado, en Economía están pensando en obligar a Martín Redrado a emitir más pesos simulando ganancias que sólo se registran en los libros; en extraer más recursos del Banco Nación y de la Anses; en hacer un uso extremo de los saldos líquidos de las cuentas del Estado; y, llegado el caso, en tomar excedentes del sistema financiero a cambio de un título. Recordatorio: Feletti está en el cargo por Julio De Vido. Pezoa, por Kirchner. Ninguno fue designado por Boudou.

A Kirchner se le pueden achacar muchas desviaciones. Pero hay que reconocerle que está cumpliendo con el mandato que recibió de las urnas: no piensa en otra cosa que en "profundizar el modelo". La inflexibilidad que se observa en el sector financiero se advierte en la política agropecuaria.

Es cierto que Aníbal Fernández, que se sueña gobernador bonaerense, pretende llegar a un acuerdo con el campo. Hasta puso a su principal asesor económico a elaborar un programa para salir de los controles de precios. Se ve que no teme a los muchachos de Guillermo Moreno.

Sin embargo, la reunión del ministro de Agricultura, Julián Domínguez, con la Comisión de Enlace, la semana pasada, fue tan engañosa como la de Boudou con Strauss-Kahn. Domínguez propuso encerrar la negociación en una serie de encuentros técnicos en el INTA. Los cuatro líderes del campo no terminan de creer lo que han escuchado. Otro acercamiento a punto de frustrarse.

domingo, 4 de octubre de 2009

Tips al 5 de Octubre de 2009

Economía

• El FMI subió las proyecciones de crecimiento de la economía global para 2009 y 2010.
• Las nuevas proyecciones prevén que la economía mundial se contraerá un 1.1% en 2009 (menos que el 1.4% estimado previamente) y crecerá 3.5% en 2010.
• En los Estados Unidos se conocieron diversos indicadores económicos. Los datos de empleo del mes de Agosto mostraron un caída en el total de puestos de trabajo superior a la esperada.
• Igualmente, las cifras confirman que el ritmo de destrucción de empleo sigue disminuyendo y aún se mantienen en línea con la perspectiva general de la economía.
• Las cifras definitivas del PBI para el II trimestre del año revelan una caída del 0.7% (en términos anualizados) y mejoran la revisión anterior, que estimaba una caída de 1%.
• La nueva estimación muestra de menores caídas del consumo privado, de la inversión y de las exportaciones.
• En el ámbito local, el sector público no financiero registró en agosto un déficit financiero de 244 millones de pesos, finalizando los primeros ocho meses del año con un desequilibrio de 2.549 millones de pesos.
• En esta oportunidad, lo obtenido por transferencias de utilidades del BCRA ascendió a 329 millones de pesos, los fondos que hubiesen terminado en las AFJP ascenderían a 1.173 millones de pesos y el Resultado de Empresas Públicas pasó de un déficit de 465 millones de pesos el mes pasado a un superávit de 89 millones para el mes de Agosto.
• Aunque se comienza a notar un esfuerzo para intentar controlar el nivel de gasto público, al ser algunos inflexibles a la baja, sumado al bajo nivel de ingresos (sobre todo los recursos ligados al comercio exterior), el déficit fiscal continúa en aumento.



Comentarios en la citi:

• La última semana evidenció una suposición que se venía gestando los últimos días, es posible que la suba en las bolsas haya sido exagerada y que la recuperación, que ya es un hecho, en realidad sea mas lenta. Un diario llegó a decir el viernes: “La bolsa y los bonos en mundo fueron en una Ferrari, cuando las economías de los países desarrollados se mueven en aun camión lechero”.
• Si bien el Dow no puede superar los 10.000 puntos, en parte porque muchos hedge funds decidieron salir masivamente del mercado para aprovechar ganancias acumuladas desde marzo, las posiciones en efectivo de las carteras superan el 70%, con lo cual una nueva ola compradora puede aproximarse. Los mercados emergentes asoman como los protagonistas de estos movimientos.
• Las tasas de financiación en pesos continúan bajando y muchas empresas van a aprovechar acumular liquidez barata. Entre las razones del bajo costo del dinero se pueden mencionar la falta de instrumentos de inversión para los FCI, compañías de seguros y cajas de profesionales, la baja del riesgo país y la presión oficial para bajar la tasa badlar (ahora hay una gran proporción de deuda que ajusta de esta manera).



Fuentes:
Arriazu & Asociados, Informe de coyuntura 360.
Diario Ambito Financiero, Lo que se dice en las mesas.
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