viernes, 5 de marzo de 2010

¿Como se paga la deuda sin tocar reservas?


Extracto del articulo de Roberto Cachanosky para LaNacion.com




(...) Pero, ¿por qué Cristina Fernández llegó a este extremo? Porque en realidad no quiere hacerse cargo del costo político de asumir el fenomenal desborde de gasto público que ellos mismos generaron. Un solo ejemplo basta para tener una idea. Mediante una política demagógica, su esposo y ella se negaron a mover las tarifas de los servicios públicos, generando una ficción de bienestar económico. En 2006 el monto total de los subsidios y préstamos al sector privado era de $ 8.800 millones de pesos y en el 2009 había trepado a los $ 33.334 millones (más del 80% son subsidios a la energía y el transporte). El incremento del gasto en subsidios fue de $ 24.534 millones, unos U$S 6.323 millones al tipo de cambio actual. Es decir, casi el Fondo del Bicentenario o ahora del Desendeudamiento. Si no hubiesen generado esta maraña de subsidios hoy dispondrían de ese dinero sin necesidad de tocar las reservas.

Claro, demagógicamente se argumentará que subir las tarifas es equivalente al ajuste salvaje, sin embargo, como las reservas fueron compradas con el impuesto inflacionario, la gente ya pagó el ajuste salvaje vía la inflación y la consiguiente pérdida en su poder adquisitivo. Por eso, es falso el argumento del Gobierno de que no quiere hacer el ajuste de los ingresos para pagar la deuda. Ya lo hizo aplicando tasas de inflación de dos dígitos y en espiral. En todo caso, el argumento valedero del Gobierno sería el siguiente: vamos a pagar con reservas porque ya hicimos un ajuste salvaje vía el impuesto inflacionario.

Cuando en el 2005 le pagaron al FMI por anticipado la deuda, la tasa promedio de esos préstamos era de poco más del 3% anual. Cambiaron deuda al 3% anual por deuda con Chávez al 15% anual. Hoy, si Argentina quisiera tener financiamiento barato podría recurrir al FMI, del mismo organismo que gustosamente y sin hacerle asco recibieron U$S 2.500 millones en DGS que ya se los gastaron, y pedir U$S 6.500 millones a una tasa que muy difícilmente superaría el 3% anual. Cancelarían deuda al 15% por deuda al 3%, que se reduciría al 2,5% manteniendo las reservas y neteando el 0,5% que gana por la colocación de las mismas. No se afectaría el respaldo de los pasivos del Central y se cumpliría con los acreedores a tasas muy convenientes.

Claro que aquí hay un punto a considerar. Para poder acceder a un préstamo del FMI sin condicionalidades, habría que cumplir con el artículo IV de dicha institución. ¿Qué significa esto? Mostrar las cuentas y transparentar el Indec. Si hoy Argentina no tiene acceso a créditos más baratos es por culpa del matrimonio que destrozó el Indec para esconder la realidad sobre inflación, pobreza e indigencia. Por supuesto que eso le sirve a Cristina Fernández para decir que la Argentina real es la que muestra el Indec. Pero, como decía mi abuelita, la vida es dura. Si uno decide hacer una macana como esa, luego tiene que pagar el costo de decirle a la sociedad que los datos que venían dándose hasta ahora no eran los de la Argentina real, sino que eran datos una Argentina virtual.

Pero si pedirle al FMI es una herejía para el matrimonio, podrían ahorrarse $ 2300 millones que costó en subsidios Aerolíneas Argentinas en el 2009, otros $ 1400 millones de la estatizada AYSA y los $ 800 millones que cuesta el fútbol para todos entre derechos y costos de producción. Ahí solo tienen $ 3500 millones tirados a la basura que reducirían las necesidades de financiamiento. Y estoy seguro que si, por decirlo suavemente, ajustaran bien el lápiz podrían ahorrase un 5% en los costos de las obras públicas, un número nada despreciable a la hora de buscar recursos, por no hablar de otros gastos que tienen más olor a clientelismo político que a necesidades sociales.

El Gobierno está actuando como una familia que gasta más de lo que le ingresa para darse la gran vida, y como no tiene plata para pagar la deuda, decide vender sus activos (auto, casa, etc.) para pagarla con tal de seguir viviendo como reyes. Cuando se acaban los activos, el ajuste del gasto aparece inevitablemente.

Eso es lo que el Gobierno quiere evitar. Hacerse cargo del desmadre de gasto público que generaron en esos casi 7 años y, en todo caso, seguir consumiendo activos (ya se gastaron los ahorros de la gente en las AFJP) y ahora van por las reservas. Por lo tanto, el problema no es si se paga con las reservas o no, sino que el problema está en la inconsistencia de la política fiscal, porque el camino que siguen llevará a que luego se apropien de más reservas, luego de más y así sucesivamente.

El problema de fondo es que el matrimonio no quiere hacerse cargo del desborde fiscal (...).

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Raider, deja de escibir boludeces y anda a hacer un master en finanzas.
Perdi todo mi capital (34,25 $) por seguir tus consejos.
Estoy en la lona

Rodrigo Tejerina dijo...

Las deudas hay que cancelarlas. ¿Cómo lo hacemos señor Raider?

 

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